La muerte es un olvido en el pasado

Cemantico
7 min readAug 17, 2021

— No me olvides nunca… Por favor, recuérdalo todo, hasta el último momento.

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Solo soy un pequeño niño, viéndome al espejo, pensando: “¿cuántas vidas he tenido hasta ahora?”. Incluso una es un montón. ¿Cuántos reflejos habrán en mi memoria cuando tenga ochenta y cinco?, ¿habré olvidado el niño que soy ahora, sin arrugas, sin preocupaciones, sin trabajo?

— ¡Hijo, la comida está lista! — escucho a lo lejos, con la sutil voz de mi madre sacándome de mi mente como si fuera un pequeño flotador lanzado al vórtice de un remolino en medio de un océano huracanado. Nadie más escucha. Nadie más lo ve.

— Voy — le digo, sin intenciones de ir, fijando mi reflejo en mi memoria creyendo que mi cerebro es una cámara fotográfica.

“Sí. Esto es lo que se siente estar solo. Ahí me veo”, me digo, esperando alguna clase de respuesta de él. Pero nada. Silencio. No hay nada más allá de la imagen de mi presente, o eso pensé, por lo que ignoré mis pensamientos como de costumbre al distraerme con cualquier nueva cosa que me cruzase.

Años y años pasan, gente va y gente viene. Conozco personas, y desconozco otras. Algunas se mantienen, y están allí. Otras, se convierten en imágenes guardadas ante el espejo, junto con un yo del pasado. ¿Es esto lo que significa crecer?

El reflejo… El reflejo cambió. No me di cuenta cuándo pasó. No me di cuenta qué sucedió. ¿Quién escondió al niño del espejo?, ¿quién mató a aquel reflejo? Ha desaparecido. Lo busco en todos lados, miro en todo objeto brillante que me encuentro como narciso obsesionado. Busco desde distintos ángulos, de diversas formas y con diferentes instrumentos, pero nada. Pensaba que veía a la misma persona, pero no. Un destello del pasado, un recuerdo, fijado hace tiempo en este día de cumpleaños, que brota por sí mismo como un espíritu ante un ritualista embrujo hacia mí. La imagen del recuerdo no es la misma a la que veo.

— Hey, acuérdate que tenemos que ir a clases de mate — me dice un compañero de clases, sacándome de mi mente como si fuera un pequeño flotador lanzado al vórtice de un remolino en medio de un océano huracanado. ¿Alguién más escucha eso?, aquella voz sigue allí. Yo te escucho.

— Sí, tienes razón, ya voy para allá.

Y así una vez más transité de distracción en distracción. La atención es limitada, y su foco cambia con suma frecuencia. Solo cambia lo que perdemos de foco. Solo cambia lo que dejamos de recordar. El presente es estar, el presente es sentir. La única forma de perder las cosas es cuando las perdemos de vista, ¿no es así? Entonces nada más se perderá si no dejo de mirarlo. ¿Es esto lo que significa crecer?

Creo que me estoy volviendo loco. No he dejado de mirar. No he perdido de mi vista ni por un segundo a las cosas que quería mantener. ¿Adónde se ha ido todo?, ¿adónde carajos está mi reflejo?

Esto no es normal. Sé que hay alguien mirando, sé que hay alguien leyendo, ¿no? Tiene que haberlo. Por favor, ¿pueden ayudarme?, ¿han visto a mi reflejo?

No se pudo haber ido muy lejos, ¿no? En algún lado ha de estar. Solo tengo su recuerdo. Su hermoso recuerdo. Oh, sí, tengo ya un montón de recuerdos. Las personas siguieron cambiando ante mí, pero a algunas las miré detenidamente, y no dejé de hacerlo. Por eso todavía están aquí.

Claro, ¡eso es! Ellos conocieron a mi reflejo, ellos pueden ayudarme a buscarlo. Por supuesto que sí. Pero… Aguarda un momento… Ellos no son las mismas personas. ¿Qué carajos está pasando aquí?

Esto… Esto no puede ser real. Esto es una cámara de tortura, sí. Esto es un sueño bastante largo, del cual despertaré siendo un niño otra vez, ¿cierto?

No hablas mucho, parece que solo lees. O lo intentas, capaz eres disléxico. Capaz nadie me escucha. Capaz nadie me ve…

— Oye, ¿ya terminaste el reporte para la Compañía? Es para hoy. — Me dice un compañero de trabajo, sacándome de mi mente como si fuera un pequeño flotador lanzado al vórtice de un remolino en medio de un océano huracanado. ¿Se escucha, no? Definitivamente es un sonido extraño. Definitivamente es una voz.

— Ah, maldición, tienes razón. Me faltaba algo con eso, ya lo termino y voy corriendo para al…

— ¡Sí, sí! — me interrumpe — Solo entrégalo antes de la hora.

Las distracciones eran cosas para jóvenes. Lo importante es la atención prolongada, lo importante son nuestras ocupaciones, aquello con lo que pasamos más tiempo del día. Porque eso somos, un promedio de lo que hacemos, una media de las actividades que desarrollamos. Carpinteros, contadores, médicos, profesores. Somos la etiqueta de lo que vemos. ¿Qué pasa si cambiamos la mirada, si perdemos lo que fijamos en los recuerdos?, ¿qué pasa si el reflejo cambia…?

No puedo estar equivocado, no. Esa arruga no estaba allí. El rostro no tenía tantos agujeros. La piel de mis manos era lisa, mi sonrisa se estiraba de oreja a oreja.

¿Por qué…?, ¿por qué sigues leyendo sin hacer nada al respecto?, ¿acaso no te importa lo que pase? Voy a perderlo todo…

El niño… El niño del reflejo… Ya no lo veo. Ya no sé dónde está, alguien lo robó de mis recuerdos. No… no. Él no puede irse. Él tiene mucho más para hacer. Deja de leer en este momento, por favor. No sigas, basta. No quiero seguir sin él. ¿Por qué dejaste que se fuera?

Los recuerdos ya no son los mismos, no importa por cuánto los mire. Ellos cambian solos. Ellos se reescriben. ¿Cuál es la historia real? Ni siquiera son los mismos personajes.

— ¡Hijo, la comida está lista! — escucho a lo lejos, con la sutil voz de mi madre.

Pero mi madre ya no está.

Mi madre ahora solo es un recuerdo más. Por favor no sigas leyendo. Por favor, no dejes que mi madre se vaya. Ella conoce a ese niño del reflejo. Ella siempre sabrá cómo encontrarlo, sin importar qué. Por favor, no la dejes ir.

—Hey, acuérdate que tenemos que ir a clases de mate.

No, tú tampoco estás aquí, tú estás en otro país, tú estás lejos de mí. No te puedo escuchar, solo eres una nota de voz en el teléfono. Solo eres una grabación en vídeo, que pareciera que responde, pero tú no estás aquí.

Cuánto habrás cambiado, amigo mío. Por cuántas cosas habrás pasado. ¿Todavía tendrás tu reflejo?, ¿recordarás el mío? Ya no nos conocemos. El presente es todo lo que tenemos. La presencia es todo lo que podemos dar. Y ya no podemos. Ya no nos conocemos. Conozco personas, y desconozco otras.

Esto no puede ser crecer. Crecer es recordar. ¿Crecer es olvidar? Si la vida es un recuerdo en el futuro, ¿acaso morimos al olvidar el pasado?

— Oye, ¿ya terminaste el reporte para la Compañía?

Ese estúpido trabajo. Un buen inicio, pero uno que tenía que morir. Pero sin importar lo mucho que evitaba mirarlo, allí estaba. Pensé que los recuerdos se perdían sin mirarlos, pero mantengo la vista en unos que desaparecen, y pierdo de vista otros que jamás se ocultan.

La vida… La muerte… Recordar; olvidar. ¿En dónde está la diferencia? Sin importar qué pase, ambas suceden. Sin importar qué pase, no puedo recordar mi vida, no puedo olvidar mi muerte. No puedo abandonarlo todo, y al mismo tiempo, todo me abandona a mí. ¿Es esto lo que significa crecer?

Por favor para… Para ya… No puedo más…

Mi amor, mi vida… Los perdí a ellos también…

Mi familia; mis padres, mis hijos… ¿Adónde están sus recuerdos?

Mi reflejo… No recuerdo ningún reflejo. No sé quién soy, no sé a quién estoy viendo…

Recuerdo… Recuerdo algo. Recuerdo a un niño. ¿Es ese mi hijo?, ¿es ese mi amigo?, ¿es ese mi reflejo?

No, no… No puedo perderlo otra vez… No puedes seguir leyendo…

¿Quién está leyendo tu historia?, ¿quién está mirando a tu reflejo?

Tus recuerdos… ¿Por qué te interesan tanto los míos? Los tuyos, ya no están. Ya cambiaron. Ya olvidaste. Nada nunca se detiene. El tiempo no tiene direcciones. Para adelante, para atrás, para los lados. El tiempo no se está moviendo de ningún modo. Y nosotros tampoco. Siempre estamos bajo el engaño de nuestras mentes, en un eterno presente, y todo momento de nuestras vidas, pasado, presente, futuro, es ahora para nosotros. Nada cambia, y todo cambia.

No quiero… No quiero seguir perdiendo recuerdos. No quiero morir. Nadie quiere morir.

Necesito que este niño me escuche… ¿Será que podrá oirme? No está solo. No estás solo. Estoy ahí, estoy viendo. No te recuerdo, pero no quiero olvidarte…

Por favor, deja de leer. Ayúdame. Solo quiero decirle algo. Solo quiero decirme algo. Solo quiero decirte algo. Antes de crecer. Antes de recordar. Antes de olvidar. Antes de que todo cambie una vez más y no lo pueda reconocer.

Por favor, por favor, por favor.

— …

— E-escuché eso… Lector… Por favor, deja de leer. Ayúdame.

— “¿Cuántas vidas he tenido hasta ahora?”

— Yo… yo te he extrañado toda mi vida. Yo nunca quise perderte. Lo siento mucho… yo…

— “Sí. Esto es lo que se siente estar solo. Ahí me veo”.

— … Tengo que decirte una última cosa antes de morir… Yo… no…

— “¿Es esto lo que significa crecer?”

— No me olvides nunca… Por favor, recuérdalo todo, hasta el último momento.

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